Calle solitaria

No sé si os ha pasado alguna vez cuando estáis recorriendo las calles en busca de alguna fotografía, que de repente y sin motivo aparente, comienzas a entrar en un bucle de bajón y nervios:

Un día que parecía ideal; la luz perfecta, tiempo libre, buena temperatura. Tienes todo aquello para continuar con tu gran proyecto o volverte con una buena foto, y en cierto momento se torna todo en una sensación creciente de falta de inspiración.

Es como si de repente saltase el aviso de que algo no va bien.

¿A qué se debe esa sensación de que todo lo que vas a hacer ese día no va a funcionar?.

Voy a analizar posibles motivos, para poder así evitar esas situaciones que tanto dolor de cabeza generan.

Fotografiar es un acto solitario (nosotros aunque seamos un colectivo nunca salimos a fotografiar en grupo), y la soledad puede llegar a ser muy difícil. Hay que tratar de compensar esa parte, porque también puede ser muy motivadora y complaciente.

¿Nos conocemos? ¿Sabemos cómo se comporta nuestra mente en la calle al fotografiar? 

Existen básicamente dos tipos de actitudes más destacadas en esos momentos clave:

Por un lado aquellos fotógrafos que se ponen nerviosos, con sudores fríos y miradas perdidas; y justo lo contrario, los que llevan una sonrisa y felicidad a veces loca, hablan solos y fluyen de la manera más positiva posible (vamos, lo más parecido a correr una media maratón cuando superas el famoso muro,  si habéis experimentado alguna me entenderéis…).

Estos últimos no es necesario que sigan leyendo, tienen todas las papeletas para no caer en esa parte de la soledad negativa, y sí, nos quedaremos con los primeros, los de los sudores fríos (obviamente estoy exagerando, aunque a veces se pueda rozar ese límite).

Vamos allá:

El primer paso es conocernos (no es tarea fácil), y una vez ya sabemos a que bando pertenecemos, tendremos que reflexionar para dar con «el problema» y así evitar aquello que estamos haciendo mal y nos hace venirnos abajo.

Es algo muy típico llevar un rato largo buscando una foto y comenzar a sentirse sin ganas:

«No ocurre nada, no veo ninguna historia interesante que contar y aunque estoy apunto de irme, sigo insistiendo. La cabeza empieza a dar vueltas y cada vez más la parte negativa empieza a destacar sobre la positiva»

¡Peligro!  

A continuación te propongo 4 consejos o propuestas, que te harán la vida mas fácil.

Consejo Nº1: Haz un paréntesis, acércate a esa galería de arte que está a 300 metros y visita la exposición que esté en ese momento: verás como motivarás ese lado creativo que hace falta para seguir con ganas y comerte el mundo. No olvides también, tener a mano siempre un buen libro de fotografía que te guste, o visitar librerías de vez en cuando, ver cine, teatro o leer siempre viene bien. 

Consejo Nº2: Gracias a la tecnología, estamos acostumbrados a poder ver el trabajo que hacemos en ese mismo momento, ya sea con el móvil o la pantalla de nuestras cámaras… ¡MAL!.

No hay peor alimento para el bajón fotográfico que ver lo que hacemos en ese mismo instante. Dejemos reposar las fotos, que ya habrá tiempo de analizar el trabajo del día tranquilamente. No caigas en la impulsividad, ten paciencia. Si vemos la foto que acabamos de hacer y no es de nuestro agrado, le sumamos puntos a nuestro cerebro para caer en un bloqueo; es mejor creer que lo que hicimos es bueno (aunque luego no valga), a seguir trabajando sin limitaciones.

En resumen: ¡¡créetelo!!

Consejo Nº3: En relación con lo anterior:

Una de «las ventajas» que tiene el trabajar en fotografía química es la limitación en el número de disparos: al estar limitados, tratamos de esforzarnos al máximo en cada toma, por lo que de alguna manera eso influye en las posibilidades de obtener mejores fotografías, o al menos mas pensadas. 

Un ejercicio que podemos llevar a cabo en cámaras digitales, es limitar el número de fotografías. Para ellos, vamos a poner una tarjeta de memoria de baja capacidad (1Gb). Veréis como el lado creativo sale a relucir y hace que el esfuerzo haga desaparecer ese bajón que tanto odiamos… Es el famoso «menos es más» que tanto se aplica a diversos ámbitos de la fotografía.

Consejo Nº 4:  Por último, y lo mas importante, es salir a fotografiar con la mente despejada: Vamos a olvidar por unos momentos todos los problemas que tengamos en la cabeza. Dejemos la mente únicamente preparada para el momento fotográfico (Mindfulness)

Parece fácil, pero para ello es vital cuidar nuestro estado de energía y de salud, potenciaremos así nuestro lado más positivo y nos hará seguir sin altibajos.

(Venga vale, parece que se me ha ido de las manos… ¡pero realmente funciona!). 

@mariogarciaphoto

En fotografía de calle, tenemos que asimilar el proceso de fotografiar como un acto de disfrutar, pasear sin rumbo, oler y sentir cada acera, conocer pequeñas tiendas, bares, perderse… el objetivo es la foto, pero lo que cuenta es lo bien que lo has pasado por el camino. Es por ello que mi Consejo Nº 5 es:

«No tengas esa obsesión de volver siempre con La Foto. Puede que el día se de bien, o que la calle no tenga nada que ofrecerte. No tienes porque sentirte mal si no enseñas tus tomas continuamente, o no cuelgas en las redes.

Llámalo arte, hobby, o como quieras; pero la Street Photo está para disfrutar: Aprovecha, la calle no es sólo una foto

6 respuestas a “Calle solitaria

Add yours

  1. Hola. Muy buenos consejos y muy cercano a lo que hago cuando me deprimo. Algunas medidas que tomé para andar más despejado es no planear mi ruta y salir sin ideas fijas, como buscar alguna foto que complete una serie específica. Lo otro es cambiar la focal. Por ejemplo, poner un gran angular, aunque no sea lo que más te acomode, como es mi caso, pude ayudar a buscar nuevos ángulos a levantar la motivación al ver los resultados, aunque tu mente te haya estado diciendo que el día está malo para la fotografía. Estoy disfrutando sus artículos (aplica al consejo 2: leer). SALUDOS.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑