Aprovechando que retomamos los artículos de la web de La Calle es Nuestra, quería volver a dar voz a Alberte Pereira, una persona que tiene una pasión y cultura por la fotografía admirables y, sobre todo, una mirada muy diferente a lo que solemos entender por foto de calle. Lejos de artificios manidos y fotos funcionales, siempre saca una historia que contar, algo con lo que reflexionar o, simplemente, muestra la (su) Galicia rural, que tanto me fascina.
Hoy hablo con él para que me cuente un poco más de su última publicación, «Rastros», y para que tengáis la oportunidad de conocerlo un poco mejor.
Alberte, un gusto tenerte otra vez en LCEN! Hoy hablamos de tu última publicación, ¿qué nos puedes contar de la misma?
Buenas David, un placer ver que LCEN está activa de nuevo!
Respondiendo a tu pregunta, mi última publicación es “Rastros”. Forma parte de “Universo peripatético”, un trabajo compuesto por varias series, en el que reflexiono visualmente sobre ‘lo urbano’ desde una estrategia crítica. En ese sentido, la idea es que ésta sea la primera de una pequeña colección con algunas de esas series.

Por lo que se ve en tus últimos trabajos y fotografías, disfrutas con las ausencias. Fotografías, como tú los llamas, “Rastros”, ecos de la gente que pasó y dejó su impronta, aunque sea un tapón de una botella. ¿Qué nos puedes decir sobre las ausencias?. Siempre te he imaginado intentando ver la historia que hay detrás, aunque quizás estés pensando más en el tema estético de la toma.
En el caso concreto de “Rastros”, puedo decirte que desde mi punto de vista, no hay ausencia. El factor humano está muy presente. Me inspiré en el artista belga, Francis Alÿs. Como sabrás, el hace intervenciones en la calle y las registras en video grabaciones que luego sube a su web, como piezas artísticas. Fue después de leer un artículo de Martina Deren, Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Murcia sobre el trabajo del belga. En él comentaba que la mayoría de nosotros, en nuestra actividad diaria, “no prestamos atención a los detalles, a los símbolos, a las huellas, a los rastros urbanos que forman un conjunto de signos, mensajes encríptados e invisibles retales de tejido urbano”. Y de ahí nació “Rastros”. Lo que cambia es la metodología. Yo registro las intervenciones que, intencionadas o no, realizan las personas en la calle que de una manera u otra transforman y modifican el paisaje urbano. Es ahí donde está la presencia humana.

En todo caso, sabes de mi admiración por Anthony Hernandez y su vasta obra. Y convendrás conmigo que, en sus series más recientes, por ejemplo “Forever” y “Pictures for Rome”, donde no aparecen personas en las fotografías, el factor humano está, desde mi punto de vista, mucho más presente e incluso con más fuerza que en sus primeros trabajos.
En “Rastros”, esos pequeños objetos que aparecen en las fotos, eran nuestros. Nosotros los tiramos. Son los “rastros” que vamos dejando.
Hablaste de Anthony Hernandez… ¿Qué otros fotógrafos, que quizás el lector no conozca, recomendarías?
No estoy seguro de que no sean conocidos por los lectores, pero voy a recomendar algunos, que creo son conocidos. Otros no tanto.
Gregory Halpern, me encanta. Desde que lo descubrí hace unos años, en 2016, cuando publicó su fotolibro “ZZYZX”, que me parece un trabajo brutal y muy recomendable. Pura inspiración! Tengo un par de libros más de el, y es casi imposible que no guste este fotógrafo. Hace unos años que forma parte de la agencia Magnum.
Muy diferente al anterior, el francés Myr Muratet. Este me lo descubrió Camilla Demaffei, visionando mi trabajo “Ángulos Mortos” en el festival RevelaT 2021. Me recomendó que viera su fotolibro “Paris Nord”. Un trabajo crudo que muestra un París poco o nada conocido por el turismo, pero que está ahí. En su web tiene varios trabajos interesantes.

Ahora voy a tirar para mi tierra, y recomendaria dos fotógrafos. Iván Nespereira, su trabajo en general me gusta mucho. Acaba de publicar “Entidade Singular” con Dispara, un libraco con el que ganó el IV Premio Editorial de Fotografía Documental Galega dentro de FFOCO Festival de A Coruña. La mayoría de su trabajo se centra en Galicia y esta realizado en fiestas populares y romerias, rapas y demás. Suelo coincidir con el en varias de estas celebraciones.
Carlos Folgoso, su último trabajo, “Alén do lago” me parece brutal y me resulta muy cercano, porque habla del rural gallego desde experiencias propias. Con este trabajo ganó el Premio de Fotografía Contemporánea de Galicia 2024. También recomendable “Shining land”, se puede ver en su web.
Y por último, la brasileña Helena Ramos, una joven fotógrafa que descubrí hace un mes en el Museo Serralves, en Porto. Realmente, solo conozco el trabajo allí expuesto, “A vida das abelhas” y me ha gustado mucho. Son fotografías de lo cotidiano, fiestas, vida nocturna, conciertos, arquitectura, paisaje… más de 100 fotografías, casi todas verticales y expuestas en una línea sin fin y casi sin espacio entre ellas.
Espero haber apuntado algún nombre no conocido y que resulten de interés para los lectores, aunque son más fotografía documental que fotografía de calle.
Tengo que decir que estoy loco con tu nueva cuenta de instagram, @__arga__projecto, sobre la Sierra de Arga. Me llevan a un mundo rural, que quizás el fotógrafo de calle al uso tiene abandonado y que creo que merece la pena explorar. ¿Puedes contarnos algo más?
Es un proyecto en el que llevo varios años trabajando. Empecé en 2018, paré por la pandemia y después, porque yo mismo pulsé el botón “pause”. Lo retomé hace año y medio más o menos.
Se desarrolla en la Serra d’Arga, en el noroeste de Portugal. Muy cerca de donde yo vivo. Este proyecto, como casi todos los míos, lo empecé casi sin querer. Es un lugar que siempre me gustó para ir a pasear y hacer caminadas por el monte. La tranquilidad allí se palpa y el tiempo tiene un valor diferente, todo va más despacio. Poco a poco, fui conociendo a gente, charlando con ellos… y les hacía fotos. A las personas, a los lugares, detalles, paisaje, fiestas, matanza… Todo me recordaba a mi infancia.

Entonces decidí darle forma y realizar un proyecto fotográfico, que tiene dos motivaciones. Por un lado, la vertiente personal de mis propios recuerdos, ya que muchas imágenes y momentos que vivo allí, incluso los olores me transportan a mi niñez. Y por otro, documentar una manera de vivir que está desapareciendo, porque la gente joven va a las ciudades en busca de otras oportunidades.
Es también un homenaje a esa forma de vida. Porque aún hay sentido de comunidad, se realizan trabajos de forma comunitaria, como se hacían cuando yo era niño. Es un viaje visual y emocional a un mundo que está desapareciendo.

Por otra parte, como experiecia personal, me está resultando muy enriquecedora y emocionante. Cuando visito la zona, a veces me invitan a tomar algo y estoy una tarde charlando con la señora o el señor de la casa. E igual no hago ni una foto! Hablamos de como vivian antes, de lo sacrificado que es el trabajo en el campo y la ganadería o de la vida en general. Y lo que más me flipa son las lecciones de vida que recibo, lo humildes que son. Es una experiencia que me llena mucho, más allá de la fotografía.
Y ya para acabar con esta pregunta, que me estoy enrrollando mucho, decir que ahora mismo, estoy en un proceso de toma de decisiones, de darle forma y encaminar el trabajo visualmente.
Por último Alberte, es una pregunta muy manida, pero siempre me gusta conocer la opinión de compañeros fotógrafos… ¿Algún consejo que puedas dar a la hora de afrontar la calle/fotografía? ¿Algo que después de haberlo sabido/practicado te hiciera click en tu manera de ver la fotografía?
No soy mucho de dar consejos. Cada persona es diferente y tiene sus formas de afrontar la fotografía. Si puedo decir que yo la afronto dejándome llevar por los vagabundeos intuitivos y la deriva. Y en esa aventura voy encontrando cosas que voy fotografiando. En definitiva, andar, ver, mirar, sentir y registrar. Algo así dijo Larraín.
Y para andar y vagabundear, ¡calzado cómodo!.
Podéis ver más fotos de Alberte en su web, y en @alberteapereira y @__arga__projeto .





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