Soy mejor fotógrafo que tú

Llevo algo más de seis años dedicado a la fotografía callejera (unos doce fotografiando). La razón fundamental por la que hago este tipo de fotografía es porque me divierte. Por encima de todo, disfruto y me lo paso como un niño cada vez que salgo a captar el pulso de la calle.

Mentiría si te dijera que no busco que mis fotografías gusten; a todos nos gusta gustar en mayor o menor medida.  Pero esta no es la motivación fundamental de mi trabajo, ni me obsesiona lo más mínimo. Lo que pretendo y espero poder conseguir, es  llegar a tener un trabajo consistente, con estilo propio personal y que sea reconocible. Esa es la línea de trabajo que me he marcado a seguir; divertirme y tener algo que contar y una forma personal de hacerlo. 

Aunque en estos años he conseguido que mi trabajo tenga cierto reconocimiento, aún me considero lejos de autodenominarme fotógrafo. Fundamentalmente, porque esto me pondría un peso y una responsabilidad encima que ni busco ni quiero.  Cuando actúas como un amateur,  no tienes que rendir cuentas a nadie y la libertad es mayor. También estás más libre a la hora de asumir mayores riesgos. Sin riesgo no hay éxito. Dicho todo esto,  tengo los pies muy en el suelo. Me considero un tipo que simplemente hace fotos, ni más ni menos. No he inventado la penicilina, no he llevado al hombre a la Luna, ni tan siquiera he diseñado la cámara fotográfica que en gran medida es la culpable de mis fotografías.  Pero, ¿a dónde quiero llegar con esta especie de introspección? Pues al puto ego fotográfico. ¡Ay, el ego fotográfico! Ese lado oscuro,  que parece apoderarse de  algunos aspirantes a fotógrafo que tras tener cierto éxito, sobre todo en  redes sociales (culpables en gran parte de este problema), de repente se creen una reencarnación de Saul Leiter, Alex Webb o de la mismísima Vivian Maier.

Las siguientes reflexiones van dirigidas a todo aquel que está más preocupado por que se le conozca que por la calidad de sus fotos.

Este tipo de fotógrafos/as que creen ser los nuevos referentes de la fotografía callejera, pasan, según mi propia experiencia, por unas fases muy reconocibles que le hacen llegar al culmen de su onanismo mental:

La primera, yo la llamo: SOY TU FANS”. En esta fase, nuestro fotógrafo/a es muy activo en redes sociales, en foros y en todo lo que pille de por medio.  Te busca (a ti y a otros tantos) y no se cansa  de repetirte lo mucho que admira tu trabajo. Si eres simpático y educado con él/ella, algo que me han enseñado desde niño, no va a parar de pedirte consejos y casi suplicarte que observes y opines sobre su trabajo. Él mismo dirá que su trabajo es una “mierda” en un ataque de falsa humildad. En realidad no quiere escuchar eso de tu boca. Su ego en esta fase es inexistente o apenas aflora, pero apunta ciertas maneras si sabes leerle entre líneas. Tiene ansiedad porque se le conozca.

Pasado un tiempo, si nuestro fotógrafo/a resulta que tiene cierto gusto estético y lo de copiar en los exámenes  de E.G.B se le daba bastante bien, pasa a una segunda fase que denomino: SEXY AND I KNOW IT”: En esta fase, nuestro fotógrafo/a  ve crecer sus likes en redes sociales y por ende, su ego,  al tiempo.  Sus fotos se publican en algunos perfiles de Facebook, Instagram, Flickr …etc. Estos perfiles o páginas, como queramos llamarlos, muchos con nombres muy rimbombantes y pretenciosos, suelen estar comandados por supuestos  gurús de la fotografía que determinan qué es bueno y qué no lo es. Las fotos de nuestro fotógrafo/a  se llenarán de patrones repetidos hasta la saciedad, pero que funcionan en un mundo marcado por “la dictadura del Like”.  En esta fase, nuestro fotógrafo/a todavía admira el trabajo de otros. En menor medida seguirá haciéndotelo saber, pero ya no se toma tan bien tus consejos y probablemente te suelte alguna frase del tipo “Bueno cada uno ve lo que quiere y lo hace como quiere.”

Hay una tercera fase, donde el ego es máximo, la de: SOY MEJOR FOTÓGRAFO QUE TÚ”: En esta fase, nuestro amigo/a  ya ha llegado al Olimpo fotográfico. Sus fotos se publican por doquier en grupos dedicados y foros, e incluso puede que haya ganado algún concursillo. Cuenta por miles los me gustas y los comentarios. Por supuesto, todos estos comentarios son positivos y halagadores. Porque en este mundo del like y redes sociales,  la crítica, aun siendo constructiva, no es muy bien recibida

Ya  ha dejado hace mucho tiempo de hacer fotos para él/ella y las hace para el resto. Pero eso a él o ella le da igual. Lo que importa es lo que importa.  En esta fase, a nuestro amigo/a ya no le interesas lo más mínimo. Ya es mejor fotógrafo que tú.  Con un poco de suerte te dejará de seguir y por fin te liberarás de sus súplicas pidiéndote consejos.

A ti que amas la fotografía y tu ego fotográfico es una cosa más bien de andar por casa, cuídate mucho de rodearte de este tipo de perfiles fotográficos ahora que te he ayudado en algo a identificarlos.

Me gustaría terminar con esta frase de Alejandro Jodorowsky: “Si me das, te lo agradezco. Si no me das, te comprendo”.  Querido fotógrafo/a, ahora que eres mejor fotógrafo que yo espero que, al menos, estés agradecido por los consejos que desinteresadamente, en su día, te di.

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