El olor a tierra mojada genera una fusión de emociones, de dulce nostalgia, de calma tras la tormenta…de luz en la adversidad.
Las inclemencias meteorológicas son una puerta abierta a la creatividad en la fotografía de calle, aportan dramatismo, misterio o romanticismo a la escena. El comportamiento de las personas cambia, la luz se filtra y aparecen los reflejos.
Un viaje a la introspección.
Petricor Irene Fabregues

Deja una respuesta