El pasado marzo me fui a NY con motivo de una exposición en la que participaba de LensCulture. Es una ciudad que había visitado varias veces hace años, pero nunca como fotógrafa. NY es un destino que dispara las expectativas, parece uno de esos lugares imprescindibles al que hay que ir. Hemos visto tantas fotos geniales allí que automáticamente piensas que volverás con buen material. Es verdad que su entorno cinematográfico crea un contexto atractivo, pero también es cierto que es demasiado fácil repetirse y acabar haciendo las fotos que todo el mundo ha hecho ya.
Nueva York es una ciudad amable para el fotógrafo. Nadie mira para ti y las cámaras de fotos pasan totalmente desapercibidas. Nada que ver con ciudades como Marrakech que tan bien ha narrado mi compañero Rodrigo Roher.

Viajé en solitario y en toda una semana no tuve ni una sola mala experiencia. Nadie repara en tu cámara. Eso te da una libertad increíble. Te permite acercarte mucho. Y a mí cámara le gusta acercarse mucho.
Para evitar caer en los tópicos propios de Manhattan decidí visitar otras zonas de Nueva York, como Harlem, Coney Island, Williamsburg o Brighton Beach. No pisé Wall Street o Central Park, lugares que ya había visto mil veces, tanto en la realidad como en el cine o en la fotografía. Personalmente siento debilidad por los personajes, y pensé que esos lugares más alejados me darían escenas más auténticas.
Disfruté mucho esa semana a solas con mi cámara en Nueva York. Me enamoré de Coney Island y eché en falta pasear un par de días más por Brooklyn porque también me enamoré de sus judíos. Como reflexión personal, a pesar de lo mucho que disfruto viajando, siempre me cuesta un par de días aclimatarme a las ciudades nuevas. Me siento tan cómoda con la foto en Madrid y en mis otras dos ciudades (Oviedo y Benidorm), que tiendo a echar de menos ese “fluir” de energía tan decisivo en la fotografía callejera.

Hasta hace poco pensaba que simplemente echaba a andar con mi cámara y que terminaba en los sitios por casualidad, pero ahora creo que no. Viendo ahora mis fotos de NY con la perspectiva del tiempo, apenas hay enormes avenidas con grandes rascacielos. Creo que no me interesan mucho. La mayoría de mis escenas en Nueva York son de barrios, callejuelas, mercados, transporte público, ancianos en su día a día… Lo mismo que me gusta fotografiar en Madrid.
Es posible que al final el destino al que viajamos no sea tan decisivo como pensamos.

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