Primero os voy a contar la razón para escribir este texto en relación con la estética wabi-sabi...
En los últimos años he encontrado en la fotografía moderna una perfección como no se había visto hasta ahora, un aspecto frío, casi robótico. Unos cielos imposibles, unas sombras negras como ciénagas en la noche y una nitidez y detalle que supera a nuestra propia percepción a ojo descubierto. Y pensaba durante este tiempo, que esas “palabras” fotográficas nuevas se alejaban del lenguaje que ya conocía (De la misma forma que el 4K y los 120 fps nos alejan de la idea del cine).
Esto a mi ojo le extrañaba y de alguna forma le hacía apartarse.

La fotografía en la modernidad es blanca, cúbica, fría y precisa. Si la encarnamos en una imagen ni siquiera tendría cuerpo, solo unos y ceros. Se convierte de alguna forma en una sustancia homogénea que tiene el mismo aspecto independientemente de su sabor. Sin embargo, la fotografía fue hasta hace bien poco cálida, orgánica, errónea y difusa. Nos quería retratar el mundo, pero con sus capacidades limitadas lo hacía de refilón, dejando gran parte a nuestra imaginación. La fotografía se tocaba y en algunos casos era rugosa y sonaba: rac-rac.
Llegado este punto en el que no me satisfacía la estética moderna de la fotografía, me puse a indagar para ver si de alguna manera esta parte corpórea de la fotografía se podía mejorar, hacerla más valiosa y sensible hacia su contenido. Alinear el contenido y el continente. Que esa parte orgánica de la foto estuviese reflejada en su forma material.
Aquí justo se cruzó la estética japonesa del Wabi-sabi

Wabi-sabi es un término escurridizo, casi como un fenómeno cuántico, cuando lo observas se mueve y cambia de forma. Es difícil definirlo o catalogarlo y aún más etiquetarlo. Su propia esencia contiene esta característica per sé. Los objetos wabi-sabi tienen una estética marcada por su sentido filosófico. Se empieza a hablar sobre ello en los objetos rituales del té, siendo estos más “rústicos” y conceptualmente más adaptados que los lujosos. Si esta estética la aplicamos en a la fotografía para mi tendría que ser en su forma física y en su contenido, la propia imagen que contiene la foto y la foto físicamente (papel, textura y aspecto)

Es una corriente estética (continente) y no solo eso, ya que para obtener objetos wabi-sabi de alguna forma hay que seguir un camino espiritual (contenido) o principios wabi-sabi. Si caminamos por ese sendero nuestros resultados serán inevitablemente de esa estética. Para comprender ese camino seguramente haga falta algo más que un texto como este o un libro aun así voy a intentar explicar con todo mi empeño lo que he podido comprender sobre ello.
Para ello tendréis que leer la segunda parte de este artículo aquí.
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