Sentirse realizado con la fotografía y que te gusten tus fotos depende del enfoque que le des. El éxito de las mismas o como son valoradas y reconocidas por el resto no puede constituir la base de nuestra satisfacción. Las crítica ajena nos puede hacer abandonar o sentirnos frustrados.

¿Dónde esta la clave para resolver estos dos asuntos? Aceptar las críticas negativas y por otro conseguir sentirnos realizados y con una valoración positiva de nuestras propias fotos.

Imaginad que habéis estado toda la tarde paseando y disfrutando de vuestro rincón favorito de la ciudad, música a tope, vuestro móvil o cámara favoritos, habéis charlado con varias personas y sonreído a unas cuantas más. Ha sido una tarde increíble en la que habéis disfrutado del privilegio de observar y retener. Os vais a casa con cinco o seis fotos de las que os gustan mucho.

Subimos las fotos a Instagram, al foro de turno, o incluso se las enseñamos a un buen colega. Y parece ser que a nadie le gustan, a nadie que conozcamos. Incluso las críticas que estamos recibiendo pueden ser airadas o fruto del desconocimiento o sin fundamento. No hay que tomárselo de forma personal, ya que critican nuestras fotos y no a nosotros. Para valorar justamente lo que nos están diciendo tenemos que conocer a esta persona y su conocimiento sobre la materia. Debemos escuchar a quien se toma la molestia de valorar de forma constructiva nuestro trabajo y poder usar esto para mejorar.

Pero aún hay más, qué pasa con nuestra tarde divertida, qué ocurre con el momento de hacerlas, a ver si ese va a ser el fin último de la fotografía y no la foto en si misma. Y si lo importante no es solo una imagen suelta y si en realidad lo es nuestro trabajo, discurso o el mero hecho de empuñar la cámara. Cómo dejar de lado esta parte solo por que alguien critique el resultado final. Y si para nosotros el fin de la fotografía es el de hacer las fotos y no tanto la valoración que vamos a obtener de ellas.

Ahí esta la verdadera clave, el objetivo que debemos buscar es el de nuestra progresión como fotógrafos y nuestra diversión en el día a día cámara en mano. Si nos dejamos llevar por las críticas sobre nuestras primeras fotos de calle a lo peor tiramos la toalla. Las mejores fotos se quedan sin hacer y además nos sentimos fracasados antes de empezar lo realmente bueno.

Mandad al trol de turno y a los haters bien lejos y centraos en el porqué hacéis fotos y cómo os sentís con ello. En el “ello” esta la realización y nuestra felicidad como fotógrafos, las fotos buenas son el resultado de esto. Por si lo dudabais las primeras 10.000 fotos de Henry CartierBresson fueron las peores al igual que lo serán las nuestras.

Sal a la calle y disfruta, crece cómo persona y como fotógrafo. Las fotos buenas vienen detrás ellas solitas.

Raúl Barroso