He retomado la fotografía química, por pura nostalgia. Pero he de reconocer que me ha vuelto a conquistar.
Aprendí con ella, y desaprendí un poco con la digital, así que trabajo en ambos formatos para mantener un equilibrio.
Es un tipo de fotografía mucho más pausada; disfruto del proceso, en todas sus fases; disfruto cada paso del camino, en ocasiones mucho más que del destino.
Para mí cada fotograma es un tesoro, cada exposición nace de un impulso que alimenta la estimulación y la consciencia plena.
Las texturas, la maravillosa imperfección, el grano y la tangibilidad son los valores añadidos que se ven desde fuera, pero intentaré explicar la magia del proceso, invitando con este artículo a «tirar un carrete», a todo aquel que no lo haya hecho.
Cómo podemos capturar un instante y materializarlo, convertirlo en algo tangible que estará para siempre con nosotros, coleccionar momentos, sensaciones o emociones robados al tiempo, a través de un proceso que engancha y emociona siempre, como si fuera la primera vez.

Hay algo difícil de explicar, un poco loco pero muy mágico; la fotografía química realmente es una captura física del tiempo. Cómo la luz que refleja un sujeto, entra por el objetivo y hace reaccionar los haluros de plata, como cuando hundes la mano en arcilla y la dejas secar.
Otro de los valores añadidos, es que dejamos reposar la foto.
En el momento de la toma, vivimos una especie de éxtasis que podría ser un arma de doble filo. En analógico disfrutamos esas sensaciones, sin visualizar el resultado, es una primera fase.
La fotografía digital en cambio, tiene esa ventaja de la inmediatez, que a su vez, es muy mala consejera. Caemos en la trampa de ver el resultado al instante, por lo que no somos objetivos porque aún sentimos la emoción de la toma.
En analógico siempre hay un reposo emocional, cuando vemos por primera vez la foto, hay un espacio de tiempo desde la toma, hay un segundo flechazo, por muy claro que tengamos el encuadre y la exposición, cada emulsión reacciona de manera distinta . Cuando procesamos la película y vemos por primera vez la foto, vivimos un «tercer éxtasis», eso es la fotografía. Y para mí, ahí termina el proceso.
El segundo éxtasis, en mi caso es el revelado. El revelado de la película, convertir esa imagen latente en una fotografía. Lo es para mí porque trabajo en blanco y negro; a ciegas termino de crear el mensaje; la temperatura, el agitado y la dilución, darán forma y textura»a esa «huella en la arcilla»
¿Hablamos de fotografía argéntica?
Estamos preparando un taller, en el que Raúl Barroso, Mario García y yo hablaremos de toda esa emoción que sentimos al hacer fotografía de calle en este formato. Entiéndase taller como charla entre amigos, que sirva para aclarar las dudas de quien quiera iniciarse en la fotografía química. Te vienes?
Taller 1: Por qué disparar con película en 2019
Taller 2: Revelando la calle, hacer Street con película
https://viajerosconb.com/event/travel-lessons-revelando-la-calle-hacer-street-con-pelicula/

Reblogueó esto en Irene Fabregues.
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