En busca del estilo propio

La búsqueda de un estilo propio es el Santo Grial de todo artista, y los fotógrafos de calle no íbamos a ser menos. Según la percepción popular, un estilo propio nos diferencia de los demás y nos proporciona un carácter único como fotógrafos. Si nos vamos al pasado, podremos siempre identificar a cada autor con ciertos manierismos o repeticiones en sus obras: A Fan Ho le reconocemos por sus luces y sombras, Gruyaert tiene una visión sobre el color prácticamente irrepetible, y Eggleston… bueno, lo que sólo sabía retratar Eggleston.

El problema es que a día de hoy somos muchos.

Tener una identidad y poder plasmarla en nuestras fotografías, se antoja una misión de difícil solución si no enfocamos esta búsqueda de una manera correcta. No se trata de repetir los mismos clichés o ponerle las mismas tonalidades y filtros a todo lo que haces (eso se lo dejamos a los influencers de las RRSS): esto va de conocerte a ti mismo. Para ser totalmente sinceros, en lo personal no creo que mi fotografía tenga un estilo autoral asentado que me defina, pero sí que tras años fotografiando he ido identificando ciertos hábitos visuales que se repiten en la mayoría de fotografías.

A continuación, mencionaré varios puntos que bajo mi experiencia son básicos:

Identifica tus fetiches fotográficos

Tras tiempo fotografiando, seguro que haciendo un chequeo global de tus fotos puedes reconocer patrones que se repiten. Por poneros ejemplos con miembros de LCEN: Luisón suele tener preferencia por el día a día de la gente mayor, Irene Fabregues se encuentra cómoda con las ausencias, la niebla, y el ByN, y Luis Camacho se siente fascinado por todo aquello que suceda en la Gran Vía Madrileña.

En mi caso, y en una total falta de glamour, descubrí que me fascina mirar al suelo y fijarme en lo que la gente tira. Puede que no sea lo que se espera de un fotógrafo callejero al uso, pero dice mucho de mí: de toda la vida, tenga o no mi cámara a mano, siempre voy mirando hacia abajo.

Conoce tus limitaciones

Si he mencionado al principio «el Color» en las obras de Gruyaert, es porque siempre he sido un fan incondicional de este tipo. Cuando empecé a fotografiar en serio una de mis grandes tanto inspiraciones, como aspiraciones, era hacer fotografías en las que el color fuera el absoluto protagonista de las mismas. Pero pronto me di cuenta de que mi ojo fotográfico no era capaz de mirar así.

Intentar copiar a los grandes es una de las mejores formas de encontrar tu manera de fotografiar, pero tienes que asumir que tus fotos, de alguna manera, están limitadas por tu manera de ver las cosas que te rodean. Aunque pueda parecer un punto negativo, es todo lo contrario: por un lado. potenciaremos todo aquello que sí se nos dé bien, y por otro al errar en nuestros intentos de copiar a otros fotógrafos descubriremos nuevos planteamientos y formas distintas de retratar situaciones clásicas.

Lo que vale para otros, igual no vale para ti… pero siempre que hagas «clic», lo que queda plasmado es tu realidad, tu visión de la escena.

Maestro absoluto del color © Harry Gruyaert

No retoques las fotos para que se parezcan entre sí (al menos en exceso)

Como opinión personal, un grave problema de la fotografía digital (y más en los tiempos que corren) es el hecho de que es extremadamente fácil retocar las fotos. Una vez tenemos nuestro .jpg podemos cambiar a nuestro antojo la fotografía, y sobre todo añadir filtros que armonicen el conjunto de varias tomas. Pero dejémoslo claro:

Que una serie de fotografías cuenten con las mismas tonalidades en base a un preset y/o filtro, no significa que contemos con estilo propio.

Toda fotografía tiene que representar una manera de ser, o un concepto que el fotógrafo tenga en mente. Y al menos en fotografía de calle, eso se tiene que “currar” antes del clic, nunca después (esto va de momentos, de fotos únicas). El mejor truco para no caer en los procesados extremos, es intentar tocar lo menos de la foto, y si puedes hacerlo de una manera sencilla… mejor.

En mi caso, proceso los RAW desde la propia cámara, por lo que el .jpg ya está listo cuando llega al ordenador. Soy consciente de que mi metodología es algo extrema, pero hace años era muy de tocar TODAS las barras del Lightroom, y en consecuencia se me iba de las manos.

Está bien, a veces un pequeño “empujoncito digital” nos va a proporcionar ese punto extra a una fotografía; pero siempre con mesura.

Foto revelada desde la propia Ricoh GRIII © Bricks

No hay mucho más que decir, no hay receta mágica, pero después de todo esto que os he contado, el mejor consejo que puedo darte es:

No busques un estilo propio. Simplemente sal a la calle, haz fotos, disfruta, y cuando hayas pateado lo suficiente: encuéntrate. Nada de esto vale la pena si no somos nosotros mismos y hacemos lo que nos venga en gana.

¡Nos vemos en la calle!

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