He recibido un correo electrónico de alguien a quien quiero y admiro, alguien con quien me encanta pasear, hablar y “afotar”. No podía quedarse en mi bandeja de entrada, he sentido la necesidad de compartirlo con todos los lectores del blog de La Calle es Nuestra.
Mi compañero Raúl Barroso, tiene una mirada tan diferente a la mía, que ha escrito su opinión, discrepante en algunos puntos, sobre mi artículo «el lenguaje blanco y negro«.
No deja de sorprenderme esa mirada del fotógrafo que nos delata únicos, cómo percibimos estímulos y los hacemos nuestros, cómo vemos y contamos la vida, y por qué lo hacemos.
Os invito a leer su carta y a reflexionar con ella.

Colmenar Viejo, 27 de octubre de 2018
Querida Irene:
Desde que leí tu artículo he deseado escribirte esta carta para darte mi opinión sobre él y sobre el color. Nos conocemos bien y sabes que solo a tu vera me he animado a poner el blanco y negro en mis ojos. Como ya sabrás los míos solo ven color y no solo mis ojos, mi ser es en color, soy un yonki del color de hecho. Tanto que a veces peco y el mensaje solo es el color.
Cuántas veces has leído aquello de “prueba a pasarlo a blanco y negro, a ver si mejora”
Cada vez que leo esto me da una punzada en el corazón, eso de alguna forma lo compartimos. Si el día que estas de pie, con la cámara en la mano, no tienes claro si será en color o en blanco y negro. Es que de hecho no tienes nada claro.
Se me encoge el alma cuando se ningunea la fotografía en blanco y negro, cuando se convierte en un desafortunado recurso de postal para principiantes, o se tacha de “nivel inferior” por el fotógrafo avanzado.
El blanco y negro no es un “filtro” ni un efecto, no es un acabado. Es un estilo, un lenguaje al que se le está perdiendo el respeto. Es una forma de mirar y una forma de escribir. En mi opinión, con la fotografía digital hay una enorme tendencia a empezar la casa por el tejado, a intentar escribir sin aprender a leer.
Fue en primera instancia la única forma de hacer fotografía de hecho, los primeros fotógrafos tuvieron que acostumbrarse a ver el mundo de una forma distinta a lo que percibían sus ojos y de alguna manera tuvieron que aprender un lenguaje que en la pintura solo encontraban en los bocetos. Después de aprenderlo les (nos) ha costado prescindir de él, tanto como para no comprender a quienes lo hacían en color. Hoy del mismo modo, no se comprende a quien pretende trabajar la fotografía con un móvil (“no son gente seria”)
Hace bien poco paseaba contento por Gran Vía sujetando una preciosa Fuji de formato medio (6×9) cuando recibí las discrepancias airadas de un señor que decía ser fotógrafo y no comprendía que usara esa cámara hoy en día con película fuji en color. De hecho, se llegó a enfadar y a decirme que la fotografía en color era un “arte” menor. Vaya 80 años y seguimos igual. (kodacolor data de 1942 e incluso antes ya existía Kodakchrome).

Aun así, muchos siguen agarrados a los grises sin saber que al otro lado hay colores calentitos. Entiendo algunas posturas como la de Alberto García-Alix que decía: “…y color como, frío, pastel, que lío…” Pero señores y señoras dejen a los jovencitos que nazcan en color, en el móvil o en lo que les de la gana. Lo importante es dominar el lenguaje sea este el que sea y usarlo para contar lo que nos parece el mundo.
Respecto al uso del color o el blanco y negro, creo que hay que tomar conciencia. Al igual que elegimos focal, encuadre y modo de medición, debemos ser conscientes del peso que aportan el color o su ausencia a la composición. De cómo pueden entonar el mensaje. Como herramienta compositiva, como elemento connotativo, debemos conocer lo que aporta cada estilo y emplearlo intencionadamente, como parte del discurso.
No puedo estar más de acuerdo, debemos tomar conciencia de los elementos que vamos a usar a la hora de la toma. En casa solo arreglitos, los cambios de color, de encuadre, de proporción etc. Cuando aún no dominamos la fotografía solo nos hacen empeorar ya que no los podemos aplicar con criterio. O nos hacen vagos en el momento clave del disparo.
El blanco y negro, ni es más fácil, ni muchísimo menos, es una solución para una mala foto. Si una imagen no es buena, en escala de grises será peor.
Por supuesto que no, de fácil no tiene nada. De hecho, mi sensación cuando voy a disparar en blanco y negro es que me faltan elementos, que hay algo que no puedo decir o peor aún, que no puedo sugerir. El blanco y negro se me antoja difícil, no sé usarlo. De igual forma el color añade algo más de lo que ocuparse, un sitio donde fallar o explayarse. El color le da una vuelta de tuerca a lo que pide de nosotros una imagen.
Conseguir una foto espectacular en blanco y negro es mucho más laborioso que en color, pasar cualquier foto a blanco y negro es un tremendo error.
…hay armonía o contraste pictóricos, porque el color tiene tanto peso, que podría ser el mensaje o maquillarlo…
Querida Irene en blanco y negro el colorín se sustituye por contraste, un contraste que en color rompería la foto, es el recurso. Y se puede “abusar” de ello igualmente hasta destrozar o subir al cielo a una fotografía.
A pesar de todo esto, en mi opinión el color, cuando no suma, resta… pero ese también es otro tema.
No puede restar cuando para una persona no existe otra forma narrativa, puede ser que la foto sea buena o mala, pero no podría quitarle el color a ninguna de mis fotos. Sería una mutilación porque ellas nacieron de mi amor por la luz y de su aspecto cuando vuelve rebotada. El color en un momento determinado es una actitud vital.

Trent Parke, será probablemente el fotógrafo que mejor sepa cabalgar entre estos dos lenguajes. Él explicaba que durante mucho tiempo el blanco y negro fue su forma de fotografiar porque le permitía ser autónomo, revelar en una furgoneta, escanear y ver como avanzaba su trabajo. Trabajaba su lenguaje a través de esta herramienta, fue un condicionante creativo (Minutes to Midnight). Pero después de nacer su hija no pudo seguir trabajando así, el mundo se lleno de vida y color y nos dejo trabajos como (The Christmas Tree Bucket) con algunas de las fotografías más increíbles que he visto. Lo que sí que no ha cambiado es su forma de trabajar en película: “si quieres hacer un proyecto a 20 años vista es la única forma de darle coherencia”
Con todo esto que quiero decir, querida Irene, que estos dos lenguajes fotográficos estan apegados a quien los usa y no puede ser una decisión de post producción. El día que estamos en la calle debemos saber de que va nuestro discurso y aún más cómo queremos contarlo.
PD: Dicho todo esto ¡viva la fotografía! y toda persona que quiera salir al mundo y contarnos como lo ve.

Reblogueó esto en Irene Fabregues.
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